28 NOV 2012 08:41h
Para Lavagna, un canje de deuda con los fondos buitre "puede servir"
El ex ministro dijo que, para eso, debe implicar que los acreedores acepten una quita "similar" a las de las reestructuraciones anteriores.
“Si reabrir el canje implica que en algún punto hay una renuncia de parte de los acreedores similar a la de quienes entraron voluntariamente (en las reestructuraciones anteriores, en 2005 y 2010), puede servir”. Con esas palabras, el ex ministro de Economía Roberto Lavagna –diseñador del megacanje que se concretó durante el gobierno de Néstor Kirchner- manifestó un respaldo con condiciones a la posibilidad de que la Argentina negocie una tercera reestructuración para poner fin al pleito que mantiene con los fondos buitre y otros acreedores que tienen títulos públicos que siguen en default.
En diálogo con radio Mitre, el ex titular del Palacio de Hacienda aclaró que la utilidad de un nuevo canje “depende de las condiciones”. Y resaltó, además, que esa posibilidad “requiere también de la presencia de otros actores”, como el gobierno estadounidense, el G7 y el Club de París.
En un evidente cambio de estrategia casi obligado por las circunstancias, el Gobierno se mostró dispuesto a encarar un canje de deuda con los fondos buitre. Lo hizo en la presentación que formularon los abogados ante la Justicia norteamericana para rechazar el último fallo del juez Thomas Griesa y lo ratificó luego el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, quien aclaró que una eventual reestructuración de la porción de deuda que sigue en default debería hacerse en los mismos términos que la de 2010.
Para concretar un nuevo canje haría falta la difícil aceptación voluntaria de los tenedores de esos bonos o un fallo de la Justicia norteamericana; también, una nueva ley del Congreso argentino que abra el “cerrojo” planteado en 2005 como definitivo y abierto en 2010 “por única vez”.
Muy crítico de cómo venía manejando el Gobierno el tema de la deuda (“la verborragia que no ayuda en la relación con el juez (…) a veces se confunden las metodologías que se usan internamente, que no son buenas, con las que uno puede usar en el exterior”) y también del fallo de Griesa que ordenaba el pago en una vez de lo que reclaman los fondos buitre (“el fallo, tal como está, es de cumplimiento imposible”), Lavagna evaluó positivamente que empiece a haber "un reconocimiento de que bajo ciertas condiciones alguna parte puede ser pagada”.
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